Eras mi té favorito sin embargo tú siempre querías pelear.
La calma se encuentra
en el fondo de una botella
lo creí por años,
sólo bastó conocerte
para reventar mil paradigmas.
Las niñas bien portadas
son siempre buenas,
–qué blasfemia–
nunca lo son…
Me vertí entero
pensando que eso querías;
–maldito pusilánime–
tú buscabas mi lado B
donde sólo hay cinismo
y nada de inhibición.