Un corcel blanco,
uno negro,
girando
al compás de la melodía,
hechizaba
a todo aquel
que la abriera.
Siempre que la necesité
me brindó sus notas,
me acompañó
en mis cavilaciones
y tribulaciones.
Por un lado,
el cauto albino,
me susurró
pros y contras.
Por su parte,
el brioso azabache
me impulsó a anteponer
mis sentimientos.
Invariablemente,
cuando recurría a ella,
se desataba una batalla.
La danza
entre los potros,
me llevaba
de la luz a la oscuridad,
para finalmente
quedar en alguna
tonalidad grisácea.
Una madrugada,
la balanza
se inclinó hacia un lado,
me impulso
a quebrantar la dualidad.
─Deshazte del palomo─
oí en la penumbra,
sin dudarlo, así lo hice
y, al momento,
la música
dejo de sonar.
Poema de Cuasipoemas para una reunión bizarra (Luhu, 2015)
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Mi interpretación del poema es que hablas de la conciencia, un baile entre nuestros instintos maldados y nuestra bondad. Cuando una de las dos gana se pierde el equilibrio y algo se hecha a perder. Quizá he divagado demasiado y no tiene nada que ver. ¿Me lo aclararía el autor, por favor?
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Tienes razón es una batalla entre la parte racional y la emocional de la conciencia.
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